Escucha a las piedras, incluso ellas tienen su grano de sabiduría. ¿Cuánta sabiduría tienes tú en cambio? Es un bien bastante escaso en los humanos, la única certeza que tienen es que van a morir.

sábado, 8 de abril de 2017

La venganza de un hombre paciente

"Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de los Ejércitos del Norte, General de las Legiones Félix, leal sirviente del único emperador Marco Aurelio. Padre de un hijo asesinado, esposo de una esposa asesinada, y juro que me vengaré en esta vida o en la otra". Gladiator (2000)

El mejor western crepuscular tiene como subtema recurrente el de los hombres sin padre, sin duda la Historia con H mayúscula cumple un papel en el género del protagonista. No sería lo mismo de ser lo contrario. En los últimos años estamos viendo un cambio en un subtema de la ciencia ficción tan profundo, complejo e inescrutable como el primero: las mujeres sin progenitores. Bien sea la misma Rey del Episodio VII o Imperator Furiosa de Mad Max: Fury Road.


Jynn Erso (Felicity Jones) crece de una manera aún más destructiva. Su viaje no desentona con el que Víctor Erice quería darle a Estrella, un nombre compartido jeje, en su gran e inconclusa obra maestra, El Sur. El viaje de una mujer que por fin logra entender las acciones de su padre y las revaloriza. Jynn Erso es desde el inicio un personaje combativo pero que prefiere vivir sin alzar la vista. Su mundo nació con el Imperio y no le molesta. Es al encontrarse con su padre, aunque este sea un holograma que emprende su causa.

Una causa que no deja de ser política pero de un valor mucho más profundo. Al igual que el personaje de Daniel Day-Lewis en El nombre del Padre, Jynn al comprender los actos de su progenitor emprende una causa mucho más justa que la de la Rebelión. Restaurar el nombre de su padre. Quizá por eso su clímax personal, su descubrimiento llega pronto. Pero es un momento importante y de gran valor simbólico. Cuando un grupo de hombres deciden saltarse todo el procedimiento del sistema rebelde para irse en una misión suicida en busca de una redención por sus actos, están perdidos y ella es una luz que seguir. Es en ese momento un claro reflejo de su madre al decir "Que la Fuerza nos acompañe", una mujer guiando con su luz a un grupo de desamparados.

En la Historia con mayúsculas hay decenas de actos que acabaron siendo suicidas por falta de refuerzos. Intentos fallidos de ser ejemplo para construir un mundo mejor. El Guernica se pinto inspirándose en uno de esos intentos. Muchos criticaron el Episodio I por su trama política, pero este Rogue One es tan política como simbólica, de una forma sutil como la lluvia que resbala por entre los dedos. De la misma manera que Galen Erso (Mads Mikkelsen) inspira a la gente. Rogue One demuestra que no sólo ellas son impulso de venganza.

Pero no es una película perfecta. Es la primera de la saga en la que salen carteles indicando en qué lugar sucede la acción como si así nos fuéramos a hacer un mapa mental de la Galaxia creada por G. Lucas. Así como la decisión de usar similitudes digitales para los personajes de Leia Organa y Moff Tarkin. La primera es para rejuvenecerla media vida y el segundo para volver a traer a la vida a Peter Cushing. No sólo se notan irreales. El uso de esta tecnología es un acto de bajeza ética. La importancia de un actor se basa en el uso de su propio cuerpo. No podemos hablar de la actuación de alguien que no actuó y el actor que sirve de modelo es de alguna forma ninguneado.




Que Star Wars guste a tanta gente y tan variada es un buen síntoma. Muchos de sus fans son hijos de familias adineradas y de mentalidad más conservadora que al ver las nuevas películas de la saga no les parece mal sus protagonistas femeninos. De la misma manera que no les parece mal sus decisiones y estas son más antisistema que los actuales partidos políticos que se definen como tal. Ahí hay una palabra que cuesta escuchar en el último disco de Love of Lesbian muy ligada a esta saga; ESPERANZA.

domingo, 12 de marzo de 2017

Análisis: Kappa

A día de hoy que hasta Zelda lleva una especie de smartphone para que le aligere el mundo es raro encontrarse con personas a las que le guste estar bajo la tempestad. No nos gusta soportar las tinieblas de los que tenemos alrededor, incluso solemos pensar que si hay de eso la vida no puede ser apacible. Ni siquiera en el hogar familiar. 

Algo similar le ocurre al protagonista de Kappa. Parece adicto a su tempestad pero incapaz de aguantar ni la remota idea de las tempestades ajenas. Pero el agua es siempre tan pequeña para escurrirse entre nuestras manos, bañarnos el rostro y sin necesidad de parlamentos aclarar que está presente. Somos nosotros con continentes los que impedimos su paso.  El agua siempre fluye. Esa parece ser la vida del protagonista de esta obra, la de una persona que ha decidido que no volverá a llover problemas si decidimos que estos no existen y nunca existieron. En un mundo donde hay casi más líneas de teléfono que personas es muy raro encontrarse con personas que porten libretas. En eso también es particular el protagonista. Mediante esas libretas juega con sus amigos a entender su vida. Quizá también ellos jueguen a entender las suyas. Una vida que no fluye porque el mismo se ha puesto pantanos. Esa es la vanidad del ser humano. Si decidimos que algo no se mueve sólo necesitamos detenerlo artificialmente, destrozar su esencia, convertirnos en monstruos. Es en sus relaciones interpersonales 

La puesta en escena es minimalista, otorgando fuerza a la arquitectura de la palabra. De esta manera los juegos de imaginación de los personajes cobran mayor importancia. No es necesario crear artificios más allá de nuestra propia mente. Aportan un nuevo nivel al laberinto de relaciones entre personajes. Un laberinto que cada vez que veo la obra descubro o creo descubrir capas nuevas. Esto también es la parte negativa, el espectador al que no le guste o no sea capaz de meterse dentro de la convención que comparten los personajes le resultará aburrida o pedante. Sin embargo si lo tuyo es la tempestad, la propia y la ajena, Kappa será para ti un rompecabezas con las suficientes capas como para querer verla varias veces y dejarse mojar. En cierto momento hay un personaje que dice que se hace pajas y pajas mentales. Aquí está mi paja mental.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Valiente pero con causa

Jóvenes periodistas os aprecio, de verdad.

Os aprecio porque no os merecéis lo que dicen de vosotros los graduandos de otras carreras cuando se refieren a la vuestra como un pinta y colorea. Os aprecio porque sé que al salir os encontráis en tierra hostil en un entorno no ya sólo complicado para llevar una vida sino difícil para entrar. Os apreció porque sé de buena mano que se siente al verte ninguneado constantemente; yo, un gestor de cuentacuentos o dicho de forma profesional, productor; ridiculizados en exceso. Os aprecio porque tenéis que lidiar con eso día a día sin descanso y posiblemente no lo merezcáis.

Sin embargo, así es lo más crudo del crudo invierno. Si acabas de salir de la facultad o lo has hecho hace poco jamás vayas a lo fácil. Te hiciste periodista para contar noticias, las necesarias y las que algunos no quieren que los ciudadanos sepamos. Te hiciste periodista para mejorar la vida de tus conciudadanos. Te hiciste periodista a pesar de que tu trabajo vaya a complicarte la vida. Te hiciste periodista no para pisar a las cucarachas sino para encender la luz y que veamos como escapan a la oscuridad, para reconocerlas. No escojas el camino fácil. Comprendo lo demoledor que es tener prácticas donde trabajas 6 días a la semana más de 10 horas por un salario irrisorio. Aún así os envidio. Os envidio porque como miembro del mismo gremio, el de cuentacuentos, los vuestros la mayoría de las veces son reales en contraposición a los de la ficción cuya mejor meta es que sean verosímiles. Profundizáis en este mundo como los buceadores que encuentran nuevas especies de algas y corales.  Es una acción hermosa per se. Debéis seguir luchando sin pisar el camino fácil.

Tarea ardua, lo sé. Tarea titánica, tarea dramática, desenlace trágico la cantidad de NO que se escuchan cuando rechazan publicar lo que escribes. Tarea atroz la de no tener horarios. Lo es tener que retrasar cenas, quedadas o aniversarios. Pero más difícil es no convertirse, con el paso del tiempo, en las personas, cobardes, que dicen que no. El no absurdo, el no sin sentido, el no del que sólo envida con pareja de reyes. Aquello que impide que este país avance a pesar del gran potencial que tiene. Que las canas os lleguen por vejez en vez de por estas desgracias. 

¿Os preguntaréis por qué tanto aprecio repentino? Bueno, han pasado los Juegos Olímpicos y digamos que esté verano entre Eurocopa, San Fermines y Juegos no habéis estado atinados. Muchos de vuestros titulares en lugar de dar noticia iban a crear conflicto. Parece que hay que meter bulla para vender y todos sabemos que no es así. El griterío es el camino fácil. Como compañero de gremio me he sentido decepcionado por la posibilidad perdida. Algunos, grupos salvajes con patentes de corso no habéis caído en la trampa. Otros lleváis ese mal tránsito que sólo nos llevará al mismo espejo en el que estamos ahora pero con más canas. Ya es sabido por todos los titulares o entrevistas sobre las deportistas españolas tan desafortunados.

Si habéis terminado hace poco la carrera o si os queda poco, sois  privilegiados. Estamos en tiempo de crisis y eso significa en tiempo de cambiar las cosas. A mejor. De una vez. En este país. De sumar y multiplicar en lugar de restar. De pensar en qué puede aportar uno al proyecto en lugar de qué puede aportar el proyecto a  uno. De dar oportunidades a los compañeros que no las han tenido todavía. De luchar contra la injusticia como Quijotes. Porque de eso tratan los trabajos de comunicación. De equilibrar los desmanes de los otros tres poderes, de crear personajes que aún vacíos, rotos y sin esperanza luchan por encima de sus posibilidades. Estoy convencido de qué conoces mejor que yo la trayectoria de mi paisano Fernando Múgica que se fue de Pamplona con una mochila llena de, cámaras, libros y una ciudad en el corazón. Creo que es un buen ejemplo del periodismo que debe imponerse por encima del que hemos visto durante este verano. Aunque ahora duden; las palabras pueden cambiar el mundo. La realidad está formada por palabras, quien domina las palabras domina lo tangible del mundo. Por eso os escribo, porque merece la pena detenerse y analizar la situación. A quienes quieran cambiar la situación les espero en la isla de Mompracem y ya saben lo que dicen de esos isleños; cien de ellos valen por mil.



viernes, 13 de mayo de 2016

¿Quién soy hoy?

"Escribir novelas permite al novelista vivir buena parte de su tiempo instalado en la ficción, seguramente el único lugar soportable, o el que lo es más. Esto quiere decir que le permite vivir en el reino de lo que pudo ser y nunca fue, por eso mismo en el territorio de lo que aún es posible, de lo que siempre estará por cumplirse, de lo que no está aún descartado por haber ya sucedido ni por que se sepa que nunca sucederá". Javier Marías; Siete razones para no escribir novelas y una sola para escribirlas; texto publicado en 19993, incluido en Literatura y fantasma (Alfaguara, 2001; DeBolsillo, 2009)

No suena ningún despertador. Desde que vivo sólo, en todos los aspectos, no necesito de ese artilugio que es capaz de matar. Está científicamente demostrado, os lo prometo, a mí me lo enseñó un técnico de sonido y me propuso un reto que jamás aceptaré. El caso es que no suena ningún despertador, ni ningún móvil. Esa ausencia de tecnología me salva de tener que elegir quién soy ese día, lo cuál no deja de ser una contradicción de nuestros tiempos. Somos la generación más libre de todas hasta la fecha, pero incapaces de ser libres de nosotros mismos. El caso es que cada día no tengo que preguntarme si soy el sabio lacónico de Twitter, el seductor de Tinder, el galán de vida perfecta de Facebook, el experto comunicador de You Tube, el artista de DeviantArt, el mecenas de Kickstarter, el fotógrafo de Instagram... Está de moda ser auténtico, es un tema que denuncia Miguel Barrea en sus periódicas entradas de bitácora, y no entiendo quién es capaz de conocerse tan a fondo cómo para desarrollar su autenticidad.

Al menos yo me siento incapaz de ir saltando entre alter ego a cada cual más fascinante, suficiente tengo con ser quien soy. Prefiero esa visión con luces y sombras que la retocada y editada hasta la extenuación en Photoshop. ¿No sería así más fácil para todos?  Me refiero a ser sinceros con nosotros mismos, a no engañarnos, a aceptar la idea de que el día de hoy no se va a repetir. El tiempo es el que es y no merece la pena perderlo dando rodeos a los mismos problemas una y otra vez. Sin embargo, lo que compruebo de mis conversaciones con otros es el terror a comprender el mundo a incidir y que incida en uno. El miedo a encontrar una verdad que antes se nos ocultaba. Dicho de una forma cinematográfica, me recuerdan al personaje de Alexander, Sacrificio de A. Tarkovski (1986), cuando se pregunta como sus antepasados podían vivir con mapas tan lejanos a la realidad vanagloriándose de todo lo que cree saber. Dicho de otro modo, practicamos el autosabotaje emocional. No emprender actividades por miedo al fracaso, no vaya a ser que sólo pensemos en nosotros y no en nuestras parejas y sus posibles problemas, no vaya a ser que encontremos a alguien que cambie nuestro status quo de creación ajena, no vaya a ser que descubramos algo nuevo. Algo o alguien.

Es como cuando cuentas el sueño de tu vida y te preguntan por qué no das los pasos necesarios para poder alcanzarlo. Se hace más evidente cuando ese hito onírico tiene relación con el mundo laboral. I´m not cool pronunciábamos en las aulas de storytelling. Me van a perdonar que les chafé esa imagen tan sólida que tienen de ustedes mismos un viernes 13, pero es sólo eso, una imagen retocada.



viernes, 8 de abril de 2016

Primavera en la carne talada

 "Españolito que vienes al mundo te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón". LIII Proverbios y cantares de Antonio Machado.

Si no siguen El Ministerio del Tiempo les invito a verla ahora que, de improvisto, han hecho un parón de mitad de temporada. Es una serie difícil de calificar, como la mayoría de los intentos dramáticos en la televisión española. Lo interesante del capítulo es el uso que hace del sonido como elemento narrativo. La escena de la batalla que empieza cuando termina el tambor, la ausencia de sonidos salvo los propios del Teniente una vez estalla el muro, el tic tac del despacho de Salvador que suena más como una bomba a punto de estallar debido a los secretos que guarda con su patrulla, el trueno durante el sueño de Alonso. Resulta gratificante admirar todo eso en una producción televisiva española. Resulta inspirador escuchar hablar a Javier Olivares en persona sobre las historias y los equipos que las forman. No hay nadie que esté por encima de eso y escuchar ese discurso en suelo español es motivador.


Al MdT, como sale en la web de TVE, se le critica el ser de derechas o ser de izquierdas dependiendo del día y el fondo del capítulo, pero la realidad es que sus personajes son mucho más complejos y humildes que esas dos Españas que nos persiguen. Son personajes que poco a poco y a medida que viven y aprenden de la vida se van abriendo más. No lo saben todo y se comportan como lo que son, sin intentar mostar nada. Ni se golpean el pecho con orgullo, ni agachan la cabeza creando nuevos tabúes. Forman parte de los nuevos brazos y nuevas piernas de la carne talada que decía Hernández. Eso les hace más fuertes y por ello más sensibles a las experiencias que les suceden. Es el milagro de ver en la TV española un crecimiento personal, aquello que Aristóteles llamaba catarsis y por mucho que se 
repita en las aulas los alumnos parecen olvidar una vez las abandonan. Hay que intentar cambiar el mundo siempre, aunque no lo consigamos. Esa es la magia del MdT.