Escucha a las piedras, incluso ellas tienen su grano de sabiduría. ¿Cuánta sabiduría tienes tú en cambio? Es un bien bastante escaso en los humanos, la única certeza que tienen es que van a morir.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Un buen fondo

Esta es la última práctica de Comunicación Escrita, mi perfil está escrito y trabajado por Eduardo Cia. ¿Qué les parece, me define bien? Comentad. Es la primera vez que subo algo que no es mío aquí. Opinad. ¿Me recuerdan en lo escrito? Les dejo el trabajo, a mí me gusta. Sí, son 1000 palabras. :D

“Si puedes vivirlo con alguien, no lo vivas solo”. Este es el lema de Eduardo Bodegas García, un joven entusiasta del cine y de la televisión que cree que tiene mucho que aprender del mundo.

Eduardo es un joven universitario de estatura media, complexión fuerte y piel blanca.

Sus ojos por las mañanas, como los de cualquiera, están marcados por las ojeras, pero son inconfundibles porque debido a su pequeño tamaño, podrían pasar por los de un oriental.

El pelo es de un negro brillante, y su sonrisa, blanca como la nieve.

Lo único que cambiaría de su físico sería su voz. Dice que tiene una voz muy grave, y si pudiese tener cualquiera, sin dudarlo, elegiría la de Louis Armstrong. Además piensa que tiene las piernas tan delgadas como las de una niña pequeña.

Es un tipo un tanto desaliñado a simple vista: muestra siempre una barba incipiente que muy de vez en cuando rasura. En su ropa siempre prima el negro o el blanco, no lleva colores vivos o alegres: por eso parece una persona un tanto apagada. Suele llevar unas zapatillas carcomidas por el paso del tiempo, y sus pantalones favoritos son unos vaqueros anchos que, a juzgar por su desgaste, los tiene desde hace mucho. También le gusta vestir una camisa blanca ancha u otra de Tintín. Su vestimenta contrasta radicalmente con su forma de ser.



Eduardo Bodegas es una persona culta, audaz, viva y muy inteligente.

Cuando lo conoces, te das cuenta de que hay algo más detrás de esa fachada desaliñada. En su interior se encuentra una persona impresionante. No le da miedo decir lo que piensa, pero siempre desde el respeto.

Es el mayor de cuatro hermanos y esa responsabilidad le ha marcado mucho. Tiene dos hermanos de catorce y ocho años, y una hermana de diez. Siempre intenta ayudarles en la medida de lo posible en el estudio; y se siente más unido a su hermano de catorce, sobre todo porque tienen muchas aficiones en común, como la música. Ambos tocan la guitarra.

A Eduardo le fascina el mundo de la televisión y según él “La televisión es un buen medio para divertir y entretener. Abstrae de los problemas. Pero debe ser un referente de información y un punto crítico con la sociedad”. Al preguntarle sobre sus gustos en este medio, dice que le apasionan   las series con un buen guión y que hablen de problemas reales, e la gente de la calle. Por ello, su serie favorita es “Perdidos”, ya que trata problemas filosóficos, referencias culturales, y, además, es imposible no sentirse identificado con alguno de sus personajes, porque la variedad de estos en la serie, es enorme. También le gusta mucho la serie “Dexter” porque muestra al ser humano que hay dentro del monstruo.

En definitiva, los temas que motivan a Eduardo para ver una serie de televisión son los temas corrientes, que se van un día cualquiera en la calle; no temas imposibles como amores, asesinatos o persecuciones policiales.

Pero si le diesen a elegir entre televisión o cine, se quedaría con el cine porque la primera fastidia cualquier serie buena.

Sus referentes van desde Woody Allen, hasta Clint Eastwood, pasando por Polansky o por los hermanos Coen. Pero su película favorita no es de ninguno de ellos. “Los siete samuráis” apasiona a Eduardo porque lanzó a la fama a un jovencísimo Akira Kurosawa  y tuvo tanto éxito que los directores de todas las épocas han hablado de ella y han hecho muchas versiones de esta película. La más conocida, “Los siete magníficos”.



Su vocación de comunicador le viene desde pequeño y nunca se ha planteado dedicarse a otra cosa. Se siente afortunado por estudiar lo que quiere y porque reconoce que su situación es envidiable al encontrarse en un status mejor que cuatro mil millones de personas del mundo. Pero además de esta injusticia, Eduardo piensa que hay otra que le toca mucho más de cerca. Él tiene claro que lo que tiene ahora se lo ha ganado y nadie le ha dado nada. Mucha gente de su alrededor piensa que esto no es así, es decir que a Eduardo le han dado muchísimo, probablemente sin merecerlo, y se quejan por ello. Pero la realidad es que lo que tiene se lo merece. Odia a la gente que se cree superior a los demás, que mira por encima del hombro. Tampoco puede con la hipocresía, los celos o la ignorancia.



Este joven se considera una persona feliz. Eduardo no piensa en el dolor constante, porque según él, si todo el día piensas en el dolor, no vives. Lo mejor es afrontar el dolor.

Eduardo espera que el mundo, con su presencia, sea algo más justo, por ello quiere dedicarse a la comunicación. Él sigue el lema “Un ciudadano, un voto”; y cree que esto en la realidad no existe, solo es un ideal pero que se puede alcanzar.

En un futuro, le gustaría dedicarse a contar historias. Para él, lo importante es contar la verdad y comer; por eso le da igual donde acabe si es en el mundo de la comunicación. Es una persona que ha demostrado que sabe lo que quiere, que se esforzará por conseguirlo (ya lo hace) y no parará hasta llegar a su meta. Es perseverante, pero él se considera un tanto caótico en todos los ámbitos de su vida.



A Eduardo, como ya se ha comentado antes, le encanta tocar la guitarra. Es su instrumento favorito, aunque también toca otros instrumentos como la armónica; y si le apuras, el piano. Además, Eduardo si pudiera comprar cualquier cosa, se compraría un par de cuerdas para su guitarra. No es para nada materialista.

En definitiva, es una persona divertida, amena y que se preocupa por temas que realmente merecen la pena; no se queda en lo superficial de las cosas y eso le honra.

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