Escucha a las piedras, incluso ellas tienen su grano de sabiduría. ¿Cuánta sabiduría tienes tú en cambio? Es un bien bastante escaso en los humanos, la única certeza que tienen es que van a morir.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Análisis: Nihilumbra

"Somos los hombres huecos
Somos los hombres rellenos
Inclinados unos con otros
La cabeza llena de paja. ¡Pobres!" Los hombres huecos, T. S. Elliot

Nihilumbra es un videojuego de la desarrolladora BeatiFun Games. ¡Un videojuego español! Salió en IOS en junio de 2012 y no ha parado de salir en nuevos dispositivos, salvo las consolas de mesa de Sony y Microsoft, hasta mayo de 2015.

La verdad es que ha recibido críticas muy positivas y el diseño artístico me atrajo bastante; así que lo he jugado y me lo he pasado en poco tiempo, apenas 2 horas de juego real, en estos últimos días.
Nihilumbra es un juego de plataformas para un jugador dónde somos una bolita de Vacío que ha escapado de él (luego nos transformamos en un espantapájaros, ver imagen). El Vacío te persigue por una serie de escenario en los que cada uno de ellos te proporciona un color que desbloqueas y puedes utilizar para superar los desafíos.

Es genial que un juego de plataformas use la huida en lugar de la recompensa para avanzar en la historia. Estamos un poco saturados de llegar a un castillo para que una seta nos diga que nuestra princesa NO está en ese castillo. Los juegos de plataformas durante mucho tiempo han sido una aventura hacia adelante donde no te planteabas el pasado; así que Nihilumbra innova un poco en ese sentido.

Los mundos son casi los típicos de los juegos de plataformas, uno con hielo, otro con fuego, una
selva, un desierto y una ciudad. ¿Una ciudad? Sí, ya veremos el porqué. Los poderes que te dan los colores algunos ya los hemos visto en otros videojuegos lo que lo convierte todo en un poco más intuitivo. En algunas ocasiones habrá que combinarlos, en otras es casi monótono y al final ya es un poco combinaciones más largas y varias formas de conseguir superar las dificultades.






Otro punto fuerte es su galería de arte, conforme vas pasando más pantallas vas desbloqueando imágenes e información sobre cómo desarrollaron el videojuego, los monstruos, el diseño de niveles, los poderes, las combinaciones y sin tener que comprar un DLC como pasaba en el Bioshock Infinite. Los puntos de control son abundantes y ayuda a que sea un juego casual, algo a lo que poder jugar en muy poco tiempo porque en realidad no vamos a perder tiempo de juego, odio cuando me tengo que ir a mitad de un partido de Blood Bowl y no puedo guardar exactamente en ese  momento. Es el primer juego de un estudio de gente que estaba trabajando para un triple A que se canceló. Eso tiene sus cosas buenas y malas. Las buenas es que no se han rendido y han seguido adelante, han creado un juego que refleja un poco cómo se sentían ellos como empresa, un ser muy pequeño que intenta hacer algo diferente mientras escapa de una vorágine de consumismo poscapitalista. Eso está bien porque es bueno que el criterio y la visión del artista supere a la obra. Confió en que después de sacarle un buen beneficio económico al juego hagan otros y no empiecen sólo con la versión de móvil, bastante mal optimizada; todo sea dicho.

Cosas malas:

La transición entre pantallas. La idea es que cada pantalla sea como un puzzle que puedes superar de varias formas. El problema es que hay transiciones en donde el siguiente paso es un precipicio o un enemigo y el ojo humano no es lo suficientemente rápido para procesar toda la información mientras te estás cayendo al abismo o te disparan sin que sepas cómo es esa pantalla. Otra de las pegas es el narrador. La pregunta es; ¿quiénes somos mientras jugamos? Parece que es algo sencillo de responder pero no todas las veces que estamos jugando somos el personaje que controlamos, hay juegos en los que la inmersión depende de nosotros. Until Dawn es un perfecto ejemplo de esto, no es lo mismo la inmersión de Knekro que la de Alexelcapo. No hay una mejor que otra necesariamente, pero hay una inmersión, en Nihilumbra somos Born, una bola de Vacío, y estamos explorando el mundo mientras huimos del Vacío que se lo come todo a su paso. Es una huida hacia adelante en la que la respuesta a quién soy yo es la nada. El narrador nos dice cómo tendría que sentirse el jugador mientras que nosotros estamos pensando en escapar, habría sido mejor quitar la voz del narrador y que el texto sea algo interno a Born, no externo a él de esa forma igual podría haberme identificado un poco. Por último una de sus cosas malas es el final, en algún momento tendría que salir algo malo de gente que no ha trabajado antes en la industria. El creador de Meat Boy había trabajado en otras productoras antes de lanzarse a hacer el loco reventando en su medida el sistema. Estos chicos han caído en lo más sencillo, el miedo. Estaban haciendo un juego sobre como se sentían como empresa y no eran capaces de ver las posibilidades que la historia tenía.

Al final del juego, una vez has llegado a la ciudad y TODO da un giro de 180º cuando parece que el discurso es cómo los humanos nos estamos cargando el planeta sin que parezca que nos importa un bledo y se olvida un poco que estamos escapando del Vacío para luego intentar echarnos la bronca porque nosotros nos estamos cargando el mundo en nuestra fuga y al menos los humanos construyeron algo. ¡Qué hace 1 hora éramos una maldita bola que daba saltitos, por favor! He hablado con personas que se lo han pasado y cuando llegaron a ese punto algunas creían que eran una encarnación de la Muerte o la Destrucción y estaban empezando a tener conciencia de sus actos. Esto no es un juego que necesite cientos de horas como para hacer eso al más puro estilo Miyazaki. Más aún cuando ni siquiera lo haces porque esto tiene un final feliz. ¿Os acordáis cuando al principio decía que innovaba y hacía referencias a Mario? Pues al final resulta que sí que la princesa estaba en el castillo. Cuando Born, porque tú no lo decides, decida no huir y que el Vacío lo atrape resulta que el Vacío no puede hacerlo (jugad para saber el porqué). De esa forma hacen que haya una rejugabilidad con un nivel infinitamente más difícil y que convierte a este casual en un hardcore, lo cuál no es malo, pero no hacía falta que fuese contado así. Si esto hubiera sido una historia de cómo algo surgido de la nada empieza a tomar conciencia y se crease una condición alejada de la naturaleza que no debería existir, eso es Born, obsesionado en un acrecentamiento de experiencia sensorial y sentimental programado para hacerse creer que es especial cuando sólo es nada. Si esta fuese la historia del juego haría llorar de felicidad a Nic Pizzolatto, pero nuevamente los árboles no nos dejan ver el bosque.


Con esto no quiero decir que sea un mal juego y que no merezca la pena, al contrario, la merece y mucho. Lo que pasa es que podría haber sido mucho más de lo que es y nos genera un poco de miedo pensar que algo fuera de los sistemas acaba cayendo de lleno en ellos a falta de un segundo para que termine el partido. Porque cuando volvemos a tener el control resulta que el narrador intenta que nos sintamos mal porque el Vacío lo controla todo y hay que liberar al mundo, momento en el que ya nos podemos olvidar que somos Born y que pertenecemos al Vacío porque somos nosotros mismos jugando a otro juego que baila pegado al sistema.

PD: Igual los 6,99 para PC resultan un poco caros pero la mala optimización del móvil se ve arreglada con creces en PC y hasta los amigos de Mac pueden jugarlo sin sentirse infravalorados como les ocurre en las pantallas de carga del LoL. Siempre puedes esperar a que esté rebajado en Steam.

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