"Tengo un sueño, algo importante. Se va cuando me despierto. Supongo que no hay tiempo para sueños. El monstruo nunca muere por muchas veces que lo mate. Solo muda de piel y cambia de forma. Siento el peso del mundo que me aplasta. Trato de cargar con él de todos modos. Una última vez." B.J. Blazkowicz
Una vez jugado tiene toda la pinta que en el proceso del anterior juego hubo un momento en el que pensaron: ¿Cómo empezamos in media res en un ataque al complejo de Calavera? No hay un contexto previo, ni siquiera se nos presenta durante la anterior entrega y de esa pregunta sacaron este juego. Nos volvemos a meter en la piel del agente B.J. Blazkowicz y despertamos en un coche junto al Agente Uno justo antes de empezar una misión de espionaje. Debemos meternos en el castillo Wolfenstein y conseguir unos documentos sacados en las excavaciones que realiza la arqueóloga Helga pues parecen importantes en la escalada armamentística nazi. El juego dura entre 6 y 8 horas con una estructura en dos actos, el primero en el castillo y el segundo en el pueblo.
Evidentemente los planes se tuercen justo cuando parece que esta pareja es imbatible y acabamos apresados y encarcelados en las zarpas de Jäger, un nazi gigantón prototipo de la supremacía aria que además es un adiestrador de perros nato y sin escrúpulos. Ante la necesidad y medio desnudos escapamos de la celda con el fin de liberar a nuestro compañero y acabar la misión. El plan de huida se tuerce y al final nos enfrentamos no sólo a nuestros montruos interiores, sino también a los exteriores. Si la entrega anterior se centraba en el nombre y la naturaleza, esta lo hace con los miedos y los monstruos. Al fin y al cabo estos nunca desaparecen sino que cambian de rostro e incluso puede que seamos nosotros mismos parte de ellos.
Cosas buenas:
Hay una mejora significativa en las mecánicas del juego con respecto al anterior, el árbol de habilidades se transforma en un conglomerado desapareciendo esa forma extraña de mejorar por un sistema más sencillo y eficaz. Al mismo tiempo aumentan en hasta 3 las ranuras de guardado lo cual se agradece pudiendo centrar partidas en la historia, otras el nivel de dificultad que es exactamente el mismo que el juego anterior y otra en los coleccionables y desbloqueables. Coleccionables y desbloqueables que se consiguen de forma más sencilla y entendemos desde el principio para que sirven. Además el modo Pesadilla que se dejaba ver ahora es el Wolfenstein clásico entero diseminado en cada zona por medio de colchones con una mezcla del 2D con el 3D preciosa.
Si The New Order revitalizaba la saga, The Old Blood sigue el camino y da una vuelta de tuerca muy manoseada de forma magistral. Justo en el último tercio consigue la mezcla perfecta entre nazis y zombies sin perder la esencia Wolfenstein, ni su humor. Previamente se diferencia de su antecesor con armas de cerrojo en lugar de láser, prototipos de supersoldaden, perros con armaduras en lugar de mecánicos y constantes referencias a frases leitmotiv en The New Order. Además consigue adaptar la comunicación fragmentada al tiempo más reducido del juego mediante las cartas que vas encontrando y una menor cantidad de personajes. Que el menor número de personajes secundarios no os desmotive porque detrás del pretexto de matar nazis tenemos la lucha clandestina, un amor imposible, un paralelismo entre Jäger y B.J. (monstruos) y hasta una concepción del lesbianismo y cómo se tenía que vivir esa condición a mediados de los cuarenta. Con esto sobre la mesa nos gusta lo que entienden en Machine Games por DLC.
Cosas malas:
Técnicamente no es malo, pero sí se muestran peores gráficos en momentos puntuales que su predecesor y no es algo comprensible. Algo similar ocurre con el jefe final, no era difícil superar al anterior juego en ese sentido, pero es que resulta sencillo incluso en el nivel más difícil por muy bien ensamblado que esté en la historia.
Tampoco convence el epílogo, ya se había remarcado la unión entre ambos juegos, no era necesario acabar metidos en un avión directos a pegarnos contra el Dr. Calavera, ya sabíamos durante el juego que la razón del mismo era unir los juegos clásicos al último sacado. No hacía falta una cinemática tan larga en tiempo y avance narrativo. Si en el juego ya lo muestran es un poco de juzgado de guardia que se caiga en el actual vicio de la industria justo antes de que pite el arbitro el final.
Conclusión:
Aún con sus fallos y su error en el marketing The Old Blood da un toque clásico a la saga, parte de los clichés sin caer en ellos y los transforma desde el absoluto respeto en temas serios. Demuestra que el éxito del anterior no fue casualidad y que Machine Games tiene herramientas y equipo humano suficientemente cualificado para ofrecer un producto bueno a un alto nivel y muy competente en el actual mercado. Queda por ver si son capaces de hacer lo mismo con una historia que no sea de esta saga o si son capaces de ofrecernos un Skyfall en Wolfenstein porque está claro que han avanzado en la construcción del personaje y su profundidad; casi podemos tocar y sentir a B.J. Merece la pena un juego así por lo que cuesta, una vez pasada la historia tenemos desafíos que en el modo más difícil son retos apasionantes y con un toque arcade que no lo tenía el anterior. Puede que técnicamente no sea mejor y que narrativamente sea más sencillo, pero irradia una fuerza que es la envidia de muchos y es que las precuelas no tienen porque ser malas.