Conversaciones entre Serguei Eisenstein y Mihail Romm

En otoño de 1937, cuando teníamos datchas vecinas, se acercó un día a la valla, me llamó, y estuvimos hablando: "Me proponen un trabajo, a elegir, o Alejandro Nevski o Iván Sussanin, ¿qué eligiría usted?" Yo (Mihail Romm) le dije: "Iván Sussanin...¿Por qué? Porque, en primer lugar, Iván Sussanin está ligeramente más próximo a nosotros, aunque se trata del s. XVI, y no del XII; casi es el principio del XVII; mientras que sobre Iván Sussanin hay una ópera, nadie sabe nada sobre Alejandro Nevski; me parece que, a lo sumo, debe haber una página de crónicas y nada más". Eisenstein me respondió: "Pero si es sorprendente: nadie sabe nada; por tanto, lo que yo haga será la verdad. Es mucho mejor que Iván Sussanin. Fíjese hasta que punto somos diferentes. Además, en la historia de Alejandro hay una cosa encantadora. Los alemanes, los caballeros teutones, marchaban en filas de a siete, formando un ángulo, y eso se parece mucho a un tanque; ahí hay algo. El resto lo inventaremos.1

1Entretien avec M. Romm, Cahiers..., 219, cit., pág. 22