La libertad de expresión, cuya importancia recogen las constituciones actuales de Occidente, es un derecho innegable. No solo aporta justicia e igualdad a sus ciudadanos, además, es un método de intercambio de información y una forma de aprendizaje para todas las generaciones desde que el ser humano comenzó a comunicarse.
El cierre de Megaploud por el FBI ha hecho saltar las alarmas en todo el mundo sobre el cariz de los últimos acontecimientos. Las leyes de regulación que el gobierno de los EE.UU. lleva en proceso, la SOPA y la PIPA, han sido discutidas por personas de todo el mundo, mostrando la rapidez y la globalización de la red. Las quejas por las redes sociales han sido masivas, miles de tuits, páginas con decenas de miles de personas en Tuenti... Pero uno de los problemas que vemos es que muy pocos han ido a analizar lo que pasaba, a buscar el porqué. Muchos de esos tuits eran comentarios jocosos e ingeniosos, pero no aclaraban nada. Tampoco uno tiene mucho que contar, hemos abierto ventanas de más de una veintena de periódicos, tanto nacionales como internacionales y encontrábamos una información nimia. Y ese es otro problema que vemos. El hecho de que después de buscar e intentar vislumbrar algo en estas turbias aguas no hemos sido debidamente informados y lo que pone no nos parece plausible. Ningún gobierno, sea la representación de la justicia o de lo que sea, puede tomar represalias con aquellos que opinan distinto y así lo manifiestan. Eso es lo que pensamos del ataque del FBI a Megaploud.
Tampoco estamos de acuerdo al contraataque de Anonymous. Si ellos pueden paralizar partes importantes de una nación, las naciones, con la misma legalidad que ellos, es decir ninguna, podrían hacer lo mismo con nosotros. El combate no está ahí. Primero hay que RESPETAR. Está claro que las industrias no son ONGs, mueven grandes cantidades de dinero e invierten grandes cantidades de dinero en sus productos. Sin ellas nosotros no tendríamos material que ver, oír o escuchar, tan solo una nueva oleada de gente creativa saltaría a primera plana, formando las nuevas empresas de las mismas industrias a las que ahora parecemos enfrentados. Nos jugamos mucho en este momento, nunca hemos estado tan cerca del resto. Nuestras vidas son relatadas en los mensajes, entradas y fotos que colgamos, nuestras conversaciones se vuelven internacionales e interculturales, nuestro horario en pantalla se vuelve constante. Con la crisis que está cayendo debemos aprender las oportunidades que entre las desgracias nos brinda. La oportunidad de un cambio en la forma de producir, en la forma de pensar, en la forma de comunicar, en la forma de conmover, en la forma de vivir. Una revolución tan importante como la industrial. La oportunidad de un cambio de modelo socioeconómico que se base en el intercambio de información. No solo nos descargamos actualidades.
Intenet se ha convertido en una biblioteca donde hay mucha información muy importante, pero también hay ratas y moho, como en las antiguas bibliotecas. Algunos no sabrán hacer uso de la herramienta, pero para otros esto es un faro, para otros esto es la biblioteca de Alejandria 2.0Y la vamos a defender sin violencia, la vamos a defender hablando.
¡Todos somos bibliotecarios!
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