Año 33. Oriente Próximo. Un hombre moreno se sienta con sus amigos en lo alto de una colina cercana a un lago donde antes habían estado pescando un poco. Todo esto sería lo más normal por aquel entonces si no fuera por las cerca de 200 personas que se han sentado alrededor de la cima para escuchar al moreno. Por lo que decían ese tipo flaco y desaliñado era el hijo de Dios.
El tipo aquel les estuvo hablando sobre la igualdad, el amor y la solidaridad durante media hora y después se pusieron a comer. Pero iban a comer separados, cada uno con los que habían venido. Eso significaba media hora perdida, para eso se hubiese ido a tomar la siesta con María Magdalena, eso nunca hubiera supuesto perder media hora, ni dos. Le pidió a un hombre rudo con cara de roca que le pasara todo lo que tenían para comer, y lo separó en dos cestos: uno con pan y otro con peces.
Los cestos sin tocar pasaron al siguiente grupo. Perplejos. Atónitos. Confusos cual trabajo manual en Sabat. Aquel primer grupo se había llevado más comida de la que necesitaba, más pedazos de pan. ¿Para qué? Cogiendo un poco del cesto y dando más de lo puesto fueron pasando la comida. Uno puso un pedazo de carne, otro cogió la carne y dejo medio pescado. Poco a poco fueron pasando los cestos y necesitaban ya más para poner lo que dejaban.
¿Se imaginan si después de toda una lección de dar sin esperar recibir no lo pusieran en práctica? Luego lo escribieron mal, el periodismo en esa época no estaba muy calibrado, y hablaron de milagro. Pero hubo milagro, el milagro de que casi 200 personas dejaran de pensar en ellos mismo y diesen lo que tenían para montar una comida.
Estaba riquísima. Luego se fue con Magdalena, a hechar la siesta; ya saben, la biblia y el calefón.
Escucha a las piedras, incluso ellas tienen su grano de sabiduría. ¿Cuánta sabiduría tienes tú en cambio? Es un bien bastante escaso en los humanos, la única certeza que tienen es que van a morir.
domingo, 25 de septiembre de 2011
domingo, 11 de septiembre de 2011
Carta a los terroristas
Querido terrorista:
Sé que hoy has estado viendo la jodida tele, y perdona que diga jodida, y has temblado. Sé que hace 10 años tú creías que nos íbamos a morir de miedo, nos habríamos de detener y lo hicimos, algunos solo unos segundos para luego ir raudos a salvar vidas, como todos los putos héroes que murieron en un amasigo de hierro y fuego que fue la bellísima ciudad de New York, estuvistéis a punto de hacer cambiar hasta títulos de obras literarias escritas mucho antes de que vosotros siquiera hubieseís nacido, pero no sucedió.
Hoy han pasado 10 años desde que decidieron que podían vencernos, de que el horror y el terror unidas a la ambición personal y a un poco de lo que ustedes llaman misión divina vencerían a tod@s las personas libres de este mundo, pero no contaron con todos ellos, funcionarios del glorioso coloso americano, bomberos, policías, incluso los conserjes del mismo piso que ardía, se consumía y caía derribado mostraron sus verdaderas identidades, sus poderes, la inteligencia, el honor y la dignidad.
Aterrorizados ante las llamas, siguieron como los protagonistas de las novelas en las que pensamos por qué no se rinden, por qué no se van a sus casas y dejan que la oscuridad y las sombras se apoderen del mundo; bueno, para empezar las sombras no son de su propiedad, yo sé mejor que nadie quien ostenta ese poder, la oscuridad ya se formó después de 56 minutos de incendio al caer la primera, 102 al hacerlo la segunda como buenas gemelas.
Quizás ellas ya tenían pensado caer algún día, como les pasa a los árboles que sujetos a la tierra durante años el día más silencioso deciden caerse por una simple brisa, pero este no fue el caso, y con la caída se hizo la polvareda y la oscuridad, no veían nada, estaban bajo toneladas de escombros, atrapados, lo juro por mi tarea de matemáticas que nunca llegue a terminar, estaban aterrorizados, pero ni con esas desistieron, si pudieron salvar a alguien más y volver para caer, lo hicieron y los que ese día tuvieron la suerte de sobrevivir cada día como hoy es solo una herida sin cicatrizar, "yo pude salvar a otro más, pero no podía respirar y tuve que salir", jodidos valientes, aún darían sus vidas por salvar a más.
No solo matastéis a casi 3.000 personas, ahí murieron todos sus sueños y ambiciones y todos los sentimientos que podrían tener, pero aunque todavía os creeís intocables, os hemos vencido, os vencieron ese día sin usar ni una bala, ni una arma y os volveremos a vencer. Como tantos otros murieron por la libertad, por la que hubiese en aquel momento y como tantos otros murieron antes de tiempo, en Troya, Las Termópilas, Salamina, Los Campos Catalúnicos, Lepanto, Londres, París, Madrid. En todos esos lugares en donde alguien se sacrificó por el resto, ahí os vencimos y seguiremos haciéndolo, aunque nos cuesten otros 343 bomberos y 37 policías, aunque nos cueste otra RAF y toda la sangre y las lágrimas que son capaces de segregar nuestros cuerpos; mientras vosotros lucheís por el poder, la avaricia y la muerte y nosotros lo hagamos por el honor, la vida y la inteligencia, os habremos vencido; mientras nos sigamos besando en el hijo profundo que llegará, os habremos vencido; mientras nos besemos dormidos y despiertos se seguirán besando nuestros muertos, se seguirán besando los primeros pobladores del mundo como bien dijo Miguel Hernández y os habremos vencido; mientras haya un solo hombre y mujer libres en un lugar libre donde todos podremos reflejarnos en sus hazañas y levantarnos contra la opresión y la caricia de destrucción que nos queréis imponer os habremos vencido, seréis incapaces de doblegarnos, podréis destruir nuestros cuerpos, pero de ellos brotarán las hierbas y las flores que se impondrán en el mundo.
Queda mucho por hacer, pero cada uno de nosotros bien vale por un par de vidas futuras, por los que vendrán detrás, por los que están lejos y son inocentes, todavía no lo sabéis, pero nos tenéis miedo, verdadero terror, tenéis miedo al sacrificio de verdad, a la responsabilidad como seres humanos para con la integridad del otro.
Cascadas, cascadas y oscuridad, pero oh, siempre regresa el sol y cuando lo hace brilla más y vuela más alto, los dioses combaten a nuestro lado y las almas del resto nos animan a seguir, entre escombros, fuego, muerte y destrucción.
Debo dejarte aunque todavía no sepas porque has temblado al ver la tele, solo he de decirte que algún día nos veremos las caras, frente a frente y si llega a darse el caso de que me vencieras, hipotético e imposible, YO haré al resto más fuertes y no habrá lugar en el mundo donde no sepan de tu fechoría, no habrá lugar donde puedas dormir, ni dios al que puedas rezar porque todos me llorarán como todos lloramos por todos los héroes, pequeños gigantes que decidieron meterse en la boca del lobo de la muerte y entre los dientes de Morkai salvaron a personas que creecerán y se reproducirán, somos legión y nos temes, temes que seamos cada vez más abiertos de mente, porque cuando todos nos unamos la luz llegará creyéndose la más veloz para comprobar que el fuego que late de nuestros corazones ilumina más y es más puro.
Te deseo felices sueños, el día menos pensado miramos nuestras similitudes y acabamos contigo, mientras tanto:
¡VIVA LA VIDA Y LA LIBERTAD!
Sé que hoy has estado viendo la jodida tele, y perdona que diga jodida, y has temblado. Sé que hace 10 años tú creías que nos íbamos a morir de miedo, nos habríamos de detener y lo hicimos, algunos solo unos segundos para luego ir raudos a salvar vidas, como todos los putos héroes que murieron en un amasigo de hierro y fuego que fue la bellísima ciudad de New York, estuvistéis a punto de hacer cambiar hasta títulos de obras literarias escritas mucho antes de que vosotros siquiera hubieseís nacido, pero no sucedió.
Hoy han pasado 10 años desde que decidieron que podían vencernos, de que el horror y el terror unidas a la ambición personal y a un poco de lo que ustedes llaman misión divina vencerían a tod@s las personas libres de este mundo, pero no contaron con todos ellos, funcionarios del glorioso coloso americano, bomberos, policías, incluso los conserjes del mismo piso que ardía, se consumía y caía derribado mostraron sus verdaderas identidades, sus poderes, la inteligencia, el honor y la dignidad.
Aterrorizados ante las llamas, siguieron como los protagonistas de las novelas en las que pensamos por qué no se rinden, por qué no se van a sus casas y dejan que la oscuridad y las sombras se apoderen del mundo; bueno, para empezar las sombras no son de su propiedad, yo sé mejor que nadie quien ostenta ese poder, la oscuridad ya se formó después de 56 minutos de incendio al caer la primera, 102 al hacerlo la segunda como buenas gemelas.
Quizás ellas ya tenían pensado caer algún día, como les pasa a los árboles que sujetos a la tierra durante años el día más silencioso deciden caerse por una simple brisa, pero este no fue el caso, y con la caída se hizo la polvareda y la oscuridad, no veían nada, estaban bajo toneladas de escombros, atrapados, lo juro por mi tarea de matemáticas que nunca llegue a terminar, estaban aterrorizados, pero ni con esas desistieron, si pudieron salvar a alguien más y volver para caer, lo hicieron y los que ese día tuvieron la suerte de sobrevivir cada día como hoy es solo una herida sin cicatrizar, "yo pude salvar a otro más, pero no podía respirar y tuve que salir", jodidos valientes, aún darían sus vidas por salvar a más.
No solo matastéis a casi 3.000 personas, ahí murieron todos sus sueños y ambiciones y todos los sentimientos que podrían tener, pero aunque todavía os creeís intocables, os hemos vencido, os vencieron ese día sin usar ni una bala, ni una arma y os volveremos a vencer. Como tantos otros murieron por la libertad, por la que hubiese en aquel momento y como tantos otros murieron antes de tiempo, en Troya, Las Termópilas, Salamina, Los Campos Catalúnicos, Lepanto, Londres, París, Madrid. En todos esos lugares en donde alguien se sacrificó por el resto, ahí os vencimos y seguiremos haciéndolo, aunque nos cuesten otros 343 bomberos y 37 policías, aunque nos cueste otra RAF y toda la sangre y las lágrimas que son capaces de segregar nuestros cuerpos; mientras vosotros lucheís por el poder, la avaricia y la muerte y nosotros lo hagamos por el honor, la vida y la inteligencia, os habremos vencido; mientras nos sigamos besando en el hijo profundo que llegará, os habremos vencido; mientras nos besemos dormidos y despiertos se seguirán besando nuestros muertos, se seguirán besando los primeros pobladores del mundo como bien dijo Miguel Hernández y os habremos vencido; mientras haya un solo hombre y mujer libres en un lugar libre donde todos podremos reflejarnos en sus hazañas y levantarnos contra la opresión y la caricia de destrucción que nos queréis imponer os habremos vencido, seréis incapaces de doblegarnos, podréis destruir nuestros cuerpos, pero de ellos brotarán las hierbas y las flores que se impondrán en el mundo.
Queda mucho por hacer, pero cada uno de nosotros bien vale por un par de vidas futuras, por los que vendrán detrás, por los que están lejos y son inocentes, todavía no lo sabéis, pero nos tenéis miedo, verdadero terror, tenéis miedo al sacrificio de verdad, a la responsabilidad como seres humanos para con la integridad del otro.
Cascadas, cascadas y oscuridad, pero oh, siempre regresa el sol y cuando lo hace brilla más y vuela más alto, los dioses combaten a nuestro lado y las almas del resto nos animan a seguir, entre escombros, fuego, muerte y destrucción.
Debo dejarte aunque todavía no sepas porque has temblado al ver la tele, solo he de decirte que algún día nos veremos las caras, frente a frente y si llega a darse el caso de que me vencieras, hipotético e imposible, YO haré al resto más fuertes y no habrá lugar en el mundo donde no sepan de tu fechoría, no habrá lugar donde puedas dormir, ni dios al que puedas rezar porque todos me llorarán como todos lloramos por todos los héroes, pequeños gigantes que decidieron meterse en la boca del lobo de la muerte y entre los dientes de Morkai salvaron a personas que creecerán y se reproducirán, somos legión y nos temes, temes que seamos cada vez más abiertos de mente, porque cuando todos nos unamos la luz llegará creyéndose la más veloz para comprobar que el fuego que late de nuestros corazones ilumina más y es más puro.
Te deseo felices sueños, el día menos pensado miramos nuestras similitudes y acabamos contigo, mientras tanto:
¡VIVA LA VIDA Y LA LIBERTAD!
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martes, 6 de septiembre de 2011
Once upon in Tabernas
Existió una vez un señor italiano regordete, con gafas de pasta, una especia de Coppola, pero este cien por cien italiano y otro señor delgaducho, también con gafas que le daba a la composición orquestal y como no italiano. Las casualidades no se dan dos seguidas y el azar es un caos bastante ordenado; estos dos no podían ser otros sino los grandes genios Sergio Leone y Ennio Morricone. La verdad es que si la gente se queja de enchufismo hay que llamarla en ocasiones inepta, pero en esta ocasión no hay palabras en elfo, ent o lengua conocida para insultar a aquellos que creyendo ser poseedores únicos de la verdad tienen el valor de decir que el spaghetti western es un género malo, porque luego te llueven balazos de todos lados, y con razón.
Pues llegó un día en 1968 el cual marcaría un antes y un después en el mundo del celuloide, se había conseguido en Hollywood que Sergio Leone dirigiera una película de su oeste en EE.UU. con Henry Fonda en el elenco de protagonistas. Y Leone no cabalgaría solo, pues para eso estaba la música de Morricone, amigo suyo de la infancia, sin la unión recíproca de ambos ninguno habría llegado a la grandeza y llegó el momento de atravesarla. Habían trascurrido 4 años desde que grabasen Por un puñado de dolares, La muerte tenía un precio, El bueno, el feo y el malo, e intentaron volver llamar al hombre sin nombre para protagonizar el film, pero, antes mencione que las casualidades no se dan dos veces, el gran Clint Eastwood tenía otras cosas que hacer y se lo agradecemos de veras, el papel sería para Charles Bronson, Harmonica.
Y comenzó la fragua de una banda sonora de esas que deberían ser obligadas a escuchar en las escuelas, se hizo antes la banda sonora que la película, para que los actores pudieran escucharla mientras actuaban y llevar sus personajes al límite. Normalmente las bandas de Morricone se comen las imágenes de las películas, pero su amigo le miraba siempre a los ojos, algo que no ocurre como por ejemplo en La Misión donde la música se come las imágenes.
Uno no sabe como no puede aburrirse con esos encuadres hasta el infinito, esas panorámicas, Leone es uno de los pocos que dio una patada a Hollywood al volver a Tabernas a terminar esta película, de EE.UU. y España, esos movimientos de cámara que la verdad se echan de menos en la actualidad. Leone se doctora y cuece un a fuego lento una danza de muerte con toda la arena y pólvora que rondaba por el lugar.
La película empieza con la llegada de Harmonica (Charles Bronson) a una estación de tren, enseguida sabemos que la unión de imagen y sonido nos va a dejar paralizados las casi tres horas de metraje, algunos bobos dicen que es demasiado, la siguiente escena vemos a un Frank (Henry Fonda) en un papel de malo donde es incomprensible como dirige miradas de odio y desprecio con esos ojazos azules. Y luego aparece Claudia Cardinale, nunca el sudor fue tan agradable verlo, en un papel donde deja a la suela del betún a las últimas ganadoras de Oscar. La historia harto conocida, la venganza, esa venganza que se cocina lenta, pero que se sabe que va a llevarse a cabo.
Durante tres horas tenemos un guión que deja perplejos al papel de baño que escriben hoy en día, diálogos con unos personajes bien definidos, con intenciones claras, donde se contempla la historia sin saber que será lo siguiente, todo es viejo y todo es novedoso, es una cinta intemporal, donde se escapa de lo fácilmente emotivo y adentrarse en un arrebatador y profundo lirismo.
Un genial Jason Robards da vida a Cheyenne, un bandido que se resiste al progreso y se alía con Harmonica. Los tres protagonistas masculinos saben de sobra que el tiempo del Oeste y los pistoleros se agota, Frank ve un posible ascenso a un despacho, lugar donde cree que estará el poder.
Definitivamente, con C`era una volta il West, o su mal traducción al español, Hasta que llegó su hora se ven los elementos del cine de Leone llevados al máximo, eternas miradas, escenas donde el tiempo no solo se detiene sino que se moldea a gusto del cineasta.
Sino tiene nada que hacer durante un fin de semana le recomiendo este film, será un acierto para usted, es posible que le cambie la vida y la que rodea a los objetos cercanos al televisor.
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domingo, 4 de septiembre de 2011
Se llamaba Ninguno
Llevo tiempo pensándolo, después de todo, quizás no sea tan malo que ahora sea muy difícil encontrar trabajo fijo y que los contratos sean todos eventuales, de esta manera volveríamos a un nomadismo, una duda constante que intenta despejar dónde, cómo, con quién, y cuando dormiremos la siguiente noche. Se acabaría eso del conformismo, no es que el trabajo fijo sea malo, que no lo es, al contrario es muy bueno.
Imagínense a los políticos con contrato eventual, sino lo hace bien dentro de 4 años o antes a buscarse la vida, si en el ayuntamiento te sales te fichan en el gobierno de tu comunidad, cosas así. Ahora piensen con los presentadores de los programas, con los generales, con los periodistas o con los directores. Hubiera sido posible librarse de "Mentiras y gordas".
Claro que con esto que les digo, me cargo la familia, la santa iglesia y otras tantas instituciones de vital importancia para el funcionamiento actual del planeta, pero oiga como va tan mal creo que incluso les hacía un favor, donde se genera comida para 12 mil millones y con 7 mil millones hay gente muriendo de hambre solo dejan una conclusión. Pero esto me vino cuando conocí a un periodista británico dos meses después de morir bajo el fuego del mortero, hoy hay una plaza en honor de aquel periodista gráfico que disparaba desde el objetivo de una cámara, agazapado y oculto cual francotirador, las fotos que revelaba eran una dura crítica para muchos campos: La dureza del ejército gadafista, La mentira de periodistas que hablaban de su vida en Libia a kilómetros de donde él estaba, La fragua de grupos rivales entre los insurgentes, Los ataques de la OTAN y hoy su nombre se sostiene con unos clavos en la esquina de algún edificio libio, alguna plaza donde en el mismo sitio donde cayó crecerán las flores del Mayo de París.
Él era un buen mercenario, alguien capaz de todo dentro del código moral por hacer BIEN su trabajo, él que sabe que algún día iba a salir su número en la tómbola de las balas pérdidas; y justo por eso era de los mejores en lo suyo. Era el perfecto anti héroe, desaseado, con barba de tres días, sin dios ni dueño que lo reclamase, conseguía su dinero de la mejor manera que sabía, siendo un mercenario, trabajando exclusivamente para él, para intentar ver por un segundo algo de verdad y encima servía para aclarar a algunos un poquito más las cosas. Es posible que fuese uno de los últimos, de los que sabe que en las reglas del juego está escrito con sangre el caminar por suelos llenos de cristales y casquillos de balas, los suelos de las guerras de verdad, donde huele a sangre, barro y oportunidades arrebatadas por la envidia, verdadera diosa de la guerra. Es posible que supiera lo que habría de ocurrirle aquel día a él y a su compañero, porque aunque no siempre mueren los dos, siempre hay dos, por lo menos siempre hay dos.
Y digo que es posible que fuese uno de los últimos, porque pocos días después de conocerlo conocí a otro difunto, este con nombre propio y entrada en Wikipedia: Abdul Fatah Younis, ex coronel y número dos del régimen, se unió a los rebeldes, héroe mucho antes de la guerra, fue él quien admitió el apoyo de Libia al IRA y pagó una indemnización a las víctimas. Fue asesinado por un grupo paramilitar rebelde llamado Brigada 17 de Febrero, le sacaron de la zona del combate donde animaba a los rebeldes, ahí donde estaba estos luchaban más duramente, y lo mataron en algún sitio de Libia por envidia.
Qué pasará con Libia es imposible saberlo, pero tanto el primero como el segundo eran honrados mercenarios, anti héroes de película que desaparecen al atardecer para llegar de madrugada en algún otro lugar donde son necesarios. El segundo tenía nombre, el primero es de admirar aún más, se llamaba Ninguno.
Imagínense a los políticos con contrato eventual, sino lo hace bien dentro de 4 años o antes a buscarse la vida, si en el ayuntamiento te sales te fichan en el gobierno de tu comunidad, cosas así. Ahora piensen con los presentadores de los programas, con los generales, con los periodistas o con los directores. Hubiera sido posible librarse de "Mentiras y gordas".
Claro que con esto que les digo, me cargo la familia, la santa iglesia y otras tantas instituciones de vital importancia para el funcionamiento actual del planeta, pero oiga como va tan mal creo que incluso les hacía un favor, donde se genera comida para 12 mil millones y con 7 mil millones hay gente muriendo de hambre solo dejan una conclusión. Pero esto me vino cuando conocí a un periodista británico dos meses después de morir bajo el fuego del mortero, hoy hay una plaza en honor de aquel periodista gráfico que disparaba desde el objetivo de una cámara, agazapado y oculto cual francotirador, las fotos que revelaba eran una dura crítica para muchos campos: La dureza del ejército gadafista, La mentira de periodistas que hablaban de su vida en Libia a kilómetros de donde él estaba, La fragua de grupos rivales entre los insurgentes, Los ataques de la OTAN y hoy su nombre se sostiene con unos clavos en la esquina de algún edificio libio, alguna plaza donde en el mismo sitio donde cayó crecerán las flores del Mayo de París.
Él era un buen mercenario, alguien capaz de todo dentro del código moral por hacer BIEN su trabajo, él que sabe que algún día iba a salir su número en la tómbola de las balas pérdidas; y justo por eso era de los mejores en lo suyo. Era el perfecto anti héroe, desaseado, con barba de tres días, sin dios ni dueño que lo reclamase, conseguía su dinero de la mejor manera que sabía, siendo un mercenario, trabajando exclusivamente para él, para intentar ver por un segundo algo de verdad y encima servía para aclarar a algunos un poquito más las cosas. Es posible que fuese uno de los últimos, de los que sabe que en las reglas del juego está escrito con sangre el caminar por suelos llenos de cristales y casquillos de balas, los suelos de las guerras de verdad, donde huele a sangre, barro y oportunidades arrebatadas por la envidia, verdadera diosa de la guerra. Es posible que supiera lo que habría de ocurrirle aquel día a él y a su compañero, porque aunque no siempre mueren los dos, siempre hay dos, por lo menos siempre hay dos.
Y digo que es posible que fuese uno de los últimos, porque pocos días después de conocerlo conocí a otro difunto, este con nombre propio y entrada en Wikipedia: Abdul Fatah Younis, ex coronel y número dos del régimen, se unió a los rebeldes, héroe mucho antes de la guerra, fue él quien admitió el apoyo de Libia al IRA y pagó una indemnización a las víctimas. Fue asesinado por un grupo paramilitar rebelde llamado Brigada 17 de Febrero, le sacaron de la zona del combate donde animaba a los rebeldes, ahí donde estaba estos luchaban más duramente, y lo mataron en algún sitio de Libia por envidia.
Qué pasará con Libia es imposible saberlo, pero tanto el primero como el segundo eran honrados mercenarios, anti héroes de película que desaparecen al atardecer para llegar de madrugada en algún otro lugar donde son necesarios. El segundo tenía nombre, el primero es de admirar aún más, se llamaba Ninguno.
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jueves, 1 de septiembre de 2011
¡Yo soy fcom!
1 de septiembre, madrugo como de normal pero me preparo lo más rápido que puedo y en lugar de pantalones cortos mis eternos vaqueros que poco a poco se van desgastando y marcho a una velocidad de 2.178kbs hacia una estructura de hormigón que marca la cumbre de una pequeña elevación del terreno que empieza en las lindes faldas de algo que parece un riachuelo pero es más una boca de desagüe mal puesta, y ahí en la gran explanada esta la facultad de fcom.
Y la cantidad de personas que estaban ahí dejaban corta a la armada retromongola, pero muy corta. No sabes adonde mirar, hay demasiados ojos, demasiadas personas nuevas y instintivamente buscas a alguien donde apoyarte hasta que encuentras a alguien conocido y luego ya con los ánimos empiezas a visualizar y hablar con alguien, pero, qué es lo que le digo. Y así un buen rato.
Entre que pasaba la mañana el tiempo se me ha ido escuchando, viendo, conociendo y ya se me olvida todo, bueno o casi todo, con mis cosas me quedo, algunos nombres y eso... y eso. Tic-tac es el tiempo que se está acabando, tic-tac 120 semanas que empiezan a pasar, a ahogar al destino con las dos manos.
PD: Ley de Murphy, si la primera vez que preguntas resulta que no tienen tu carnet no desesperes, pregunta luego que eso aparece es como las cosas que encuentra tu madre cuando tú no las ves. Ah, ya puedo decirlo y como me gustan a mi las cosas: ¡Yo soy fcom!
Y la cantidad de personas que estaban ahí dejaban corta a la armada retromongola, pero muy corta. No sabes adonde mirar, hay demasiados ojos, demasiadas personas nuevas y instintivamente buscas a alguien donde apoyarte hasta que encuentras a alguien conocido y luego ya con los ánimos empiezas a visualizar y hablar con alguien, pero, qué es lo que le digo. Y así un buen rato.
Entre que pasaba la mañana el tiempo se me ha ido escuchando, viendo, conociendo y ya se me olvida todo, bueno o casi todo, con mis cosas me quedo, algunos nombres y eso... y eso. Tic-tac es el tiempo que se está acabando, tic-tac 120 semanas que empiezan a pasar, a ahogar al destino con las dos manos.
PD: Ley de Murphy, si la primera vez que preguntas resulta que no tienen tu carnet no desesperes, pregunta luego que eso aparece es como las cosas que encuentra tu madre cuando tú no las ves. Ah, ya puedo decirlo y como me gustan a mi las cosas: ¡Yo soy fcom!
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