Veo mis redes sociales, lo que pongo, lo que ponen mis amigos. Me dan ganas de acabar con todo. De decir "hasta aquí hemos llegado" o "es hora de vender cara la piel". Las redes sociales son más que un espejo, son un retrato, un retrato sin bandera pero con un pasado, un lienzo donde aparece nuestro Dorian Gray. Y lo puede ver todo el mundo. Lo puedes ver tú, y no sentir nada. Somos peor que la propia historia.
He llegado a ese punto porque iba a lo mío. Estaba escribiendo sobre el amor, el tiempo, la soledad y todo ese puñado de fértiles temas. Y veo lo que veo, o lo que no debería ver. Pero está ahí, a la vista de cualquier memo con un ratón. Comentario nada claro, que alienta si se ve de un punto de vista y destroza sentimientos desde otro ángulo. Hermoso donde los haya, y destructor si se sabe lo que yo sé. Sé mucho y me callo más dijo un día alguien. Pero también dice que sabe bien poco. En está ocasión da igual saber o no saber. No es coincidencia que varios de mis personajes mencionen la siguiente frase: "Los sentimientos son un arma de doble filo."
¿Qué pasa? ¿Escondes mucho? Pues puedes perder más. La muerte es perder el tiempo. Si tienes algo que decir dilo. Si algo quema tu interior no esperes a que se convierta en cenizas. Las cenizas son fuegos mal apagados. Y nunca pongas lo que pones ahí a la vista. No digas que tienes miedo a que te hagan daño y luego pongas tu corazón en tu muro/tablón.
Él que dice "Es hora de revindicar la cobardía" se equivoca. No hay lugar poco romántico si las palabras son adecuadas. El papel es vuestro. La escena es vuestra. Y el tiempo pasa. Tic, tac, tic, tac. ¿Tenéis miedo al rechazo? Decidme quién no lo tiene. Yo en las puertas de Tannhäuser, también he tenido miedo. También he tenido miedo en los abruptos acantilados de la ciudad de Cristal. Y cuando te di la oportunidad también tuve miedo. Pero el valiente es aquel que supera el miedo. La gravedad se hizo para levantarse envuelto de sangre y seguir avanzando.
Y si te callas lo que piensas, sientes o padeces y no estás de acuerdo con lo dicho aquí te respeto. Pero el tiempo es limitado y tú frágil, y lo escrito perdura. Siempre. Lo que dices y escuchas afecta a tus decisiones y tus decisiones tienen consecuencias a menudo imprevisibles. No es cuestión de no decir y hacer nada para no afectar nada. ¿Véis lo que nos ocurre por maquinar para controlar nuetros pequeños mundos? ¿Véis lo que ocurre por mentiros y mentirnos?
Pues llegará el día en el que vendré a separar vuestros cuerpos finitos del tiempo ilimitado. Mi espada de fuego resplandecerá y ante las súplicas de prorrogación responderé así: "Perdiste tu tiempo."
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